lunes, 27 de junio de 2011
Recuérdame.
Intento recordar su rostro pero su recuerdo huye de mi memoria, olvido sus ojos, el color de esos profundos ojos, olvido su voz, la calidez de sus palabras, los labios rojos que las pronuncian, olvido su cabello, sus mejillas suaves (sé que son suaves pero no porque recuerde que lo sean sino porque lo sé), olvido sus manos cálidas como su abrazo, el sonido de su risa se distorsiona en mi cabeza por el esfuerzo que hago por rememorarla, olvido su olor. Pero a pesar de que olvido cada elemento de su cuerpo, de su ser, de su espíritu, nunca olvido la sensación que tengo cuando estoy junto a él, esta siempre permanece presente, siempre está allí cuando siento que lo olvido todo, aparece para recordarme que una parte de mí lo siente todavía y todo se estremece en mi frágil cuerpo de papel. Y así sucede cada vez que procuro acordarme de él. Intento comprender la falta de memoria pero me rehuso a permitir que su recuerdo se aleje de mi, me atemoriza olvidarlo por completo, entonces repito esta misma historia una y otra y otra vez.
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1 comentario:
Y las veces que haga falta...
Bonito texto. No le olvidarás.
Te sigo.
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