sábado, 22 de agosto de 2015

Licania tomentosa

Habré de olvidar que mis manos rozaron su piel de Oití y que mi abrazo quedará enredado en el viento, por siempre lejano. Habré de olvidar porque en la memoria no hay espacio para tanto, porque en la vida hay un tiempo que se vive, uno que se deja y otro que se espera, y el que toca ahora es el primero.

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