"Todo es vano" dijo el niño mientras flotaba sobre sí el globo hinchado de helio. Todo es vano: el esfuerzo, el pedirle con esmero al dueño del ramillete de globitos de colores; todo es vano, incluso el tiempo en que lo sostuve con mis manos. Todo es vano si me fijo con exclusividad en la partida de mi globo amarillo sol.
No era tan niño el viejo ni tan incierto el discurso, no del todo si saben a lo que me refiero.
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