Lo que deseo es que lo tomes como el primer escrito que lleva la imprenta de mi corazón. Siempre escribiendo de lo que no soy. Esto no fue imaginación. Sé que lo pondrás en un lindo lugar.
Divino. Es la palabra que habría siempre reprochado en la historia a continuación. Por supuesto. En las letras será mi distintivo del eje principal que trato redactar. No es que difiera con la palabra, personalmente rasgaba con casi la totalidad de mis creencias y no era para usar en cualquier escena. Desafortunadamente, hoy <<divino>> toma un lugar de atención especial en mi corazón.
Daría mucho con tal de
encontrar la mejor manera de relatar esto. No es cuestión de hacerlo llamativo,
es cuestión de hacerlo modesto, Soy uno de reparto en la función. Pero con las
mismas ganas de fruncir el seño ante los hechos.
He necesitado una
canción. He tardado en encontrarla. Algunas me fastidiaban. Empezaban como
querían pero aumentaban a una intensidad realmente impertinente. Una guitarra y
una voz extranjera han sido mi decisión.
No sé cómo podría
clasificarse esta narrativa. Quizá alguien la enliste en algún subgénero de no
sé qué. Pero sigo dando vueltas a un asunto que particularmente podría ser
relatado por la insípida narrativa periodista como la fisiología del mundo.
Sobre todo de la vida.
No he terminado de
despertarme. Aunque eso parece casi un absurdo, como si hubiera un lapso
intermedio entre hacerlo y no. Aun así uso esa expresión para mostrar
humanamente mi caso del momento. Hay una voz de alarma, yo poco lo tomo en
serio. Más bien soy desinteresado. Pero escuchar el nombre más el verbo morir,
la palabra Divino se acercaría como sinónimo al pronombre.
He justificado la letra
al iniciar este párrafo, empezó a incomodarme ese desorden en el final de las
líneas. El escrito se ha acomodado mejor.
Aunque la música no
llega al efecto que deseo, admito que aún contengo la lucidez que quizá mis
sentimientos arrebaten momentáneamente.
No sé si fue pánico, o
algún tipo de exageración, es más, no sé si las letras mismas lo sean, pero
siento un impulso que solo se sacia al teclear.
Yo no cito personajes,
realmente las perspectivas son emocionantes, son tan originales, tan de cada
quién, y definitivamente no las tengo, tampoco las pediría para esto.
Si hablé o no con
alguien personalmente no es algo relevante, por supuesto debí hacerlo, solo
finjo ser misterioso en las letras. Realmente fui tan humano como cualquiera.
Fui lo que debía ser.
Hay una historia de dos
mujeres que pierden a su hermano, y a pesar de que uno de sus mejores amigos
estaba allí presente y tenía el poder para regresarlo de la muerte porque era
Dios, no pudo contener sus lágrimas. El libro dice que la tristeza en el aire
le inundó a él a pesar de saber que lo vería vivo minutos después.
Usando eso puedo decir
que aunque obviamente no tengo esperanza alguna de resucitar a nadie las
paredes sudaban ese vapor salado de la tristeza. Esta es la parte que en verdad
me interesa escribir bien.
La he visto tras un
muro de carne y hueso, distingo el color morado de su vestido y ese canela de
la piel. Si supieran cuánto tomó asomarme en esa <<Ele>> de
pasillo, y aun así he visto esa minúscula sección. He rogado no verla de facto,
y se me ha sido concedido. Aún sigo detrás de esa otra mujer que se lamenta
esperando a revelar lo que debía ser revelado.
Al tomar algo parecido
al valor pero no igual, asiente mi corazón al notar que no puedo ver su rostro.
El vestido tiene alguna clase de techos casi que individuales que se han
distribuido lo suficiente como para aún cubrir las piernas y el rostro al
tiempo. Es obvio que no murió así. Alguien ha tenido el coraje para hacerlo.
Esta descripción no es
ni la misma escena misma, o los hechos en sí, quizá algo alterado o endiosado
de mi propia versión. Pero no miento, la he visto así tal cual. Ese vestido le
sentaba precioso, es como vestirse de gala. No esa mundana. Una más inocente y
pura. Sus pies. Están recargados de años. Son como dignos de besar. Y está una
coleta que no es coleta que se escapa de la cobertura facial del vestido. Es el
pelo. Corto. Rubio. Delicado y muy suave. Quería besarle el brazo.
Aparentemente sufro con un desorden absurdo de fastidiar brazos. Pero ese de
ella… Estoy seguro me hubiera conectado a no sé dónde, realmente a ninguna
parte más real que mi imaginación. No creo en algo celestial que no sea Dios
mismo.
Por primera vez en mi
corta existencia he visto morir a un ángel. Pero ángel no es más que otro
sinónimo de esa palabra <<divino>> no es ninguna clase de cliché.
Obviamente ella no era un ángel y aun así yo sé que lo vi.
El pescado le quedaba
muy bien. Siempre fui un niño rollizo que no toleraba las espinas del pescado,
y aun así he de admitir que ella lograba hacer olvidar ese asunto torpe en mí.
Su vida es un mar de
cosas distintivas para mí. Es imposible no reconocer todos esos pocillos de
pasta, sus colecciones de tarjetas, almanaques, cuadros con textos, y un viejo
cuadro que he visto desde niño en aquella otra casa que lleva un potro blanco
no sé si corriendo, no sé si potro.
Le encuentro fotos de
todos y sé muy bien que era obvio destacar que su corazón siempre manifestó un
vacío. Un vacío de tamaño Dios. Recuerdo las palabras del predicador y de
Jesucristo mismo, de qué le sirve al hombre si ganare todo el mundo. Lo había
dicho ayer yo mismo. Claro ayer significa el día antes de lo que cuento, yo
mismo significa Dios a través de mí. ¿Cómo las fotos me llevan a la conclusión
del vacío? Realmente eso no me da la clarividencia, eso ya lo sabía, las fotos
solo me lo recordaron. Allí sobre un televisor gris hay un marco en arco que
contiene atarugadas muchas fotitos. Ahí veo mi rostro. Me vi por primera vez en
su corazón.
He respirado profundo
al terminar el anterior párrafo. Realmente sí me vi en su corazón. Sí estaba
allí, y ella por supuesto en el mío.
Viene a mi cabeza horas
después una canción de Umberto Tozzi. Recuerdo haber molestado mucho a una
amiga con ella. Eso fue como en el 2011. Decidí buscarla y ponerla a sonar. Es
algo pegajosa y molesta con la repetición. No es para nada suave, es toda
disco. Aun así la he puesto y he recopilado unos versos cortos que no digan
algo de amor de pareja o algo parecido. Solo algo que hable de añoranza sin
importar los corazones.
“…Faltas en el aire, faltas
en el cielo…” no es para nada algo grato, pero no produce dolor, simplemente es
una vanidad del día.
Estoy constantemente
recordando el color de su vestido, en serio cuando la veía vestida así el
corazón producía ternura.
Los detalles de Rigor
Mortis y los fluidos son cosas absurdas para hablar aquí, digo, son obvias
¿no?, pero lo que nunca fue obvio fue que se veía con las mismas
características de lo divino, y recuerdo aquel rey diciendo <<creaste al
hombre menor que los ángeles y le coronaste de honra y gloria>> y
efectivamente gloria tenía, tenía gloría.
¿Ahora ven por qué
divino es lo peculiar aquí? A pesar que difiero de toda doctrina y catequesis
católica, irónicamente es el peculiar asunto aquí. Porque eso representaba
quien era yo para ella, y dentro de las deidades de la tradición escogió
apodarme Divino niño, por mi apariencia prematura. No tomen eso como
narcisismo, en serio no es una cuestión fácil nombrarlo. Y así era, divino,
verla como un ángel, eran los solos términos que había fabricado para
plasmarlos esta noche en mi computadora. Porque hoy la función termina con un
acto llamado Gloria, una canción de Tozzi, y una de Joan Sebastian de quien
escucho a mi mamá nombrar desde hace poco <<Se murió el último de todo
mis amores>>, “Ahora te llamarás gloria, lo tienes bien merecido”.
Por supuesto, soy de
los que menos la conocí, pero recuerdo el evangelio de Marcos y veo a Pedro
contándole a su discípulo lo que debía ser contado del Señor y entonces aquí
estoy, escribiendo la versión que tengo en mi cabeza sobre lo que sé.
Sabe Dios cuántos espacios
se abren en el pecho. Oí una vez que no es malo que llueva para los derrumbes,
lo malo es que llueva, haga mucho sol y llueva de nuevo otra vez, y así lo veo
yo, Dios hará la aparición de tan preciosa frase “Mi poder se glorifica en la
debilidad” y hemos de tomarlo así, no calmándonos de a poco y llorando en los
intermedios de nuestras vida. Lo tomaremos, y le seremos un pedernal a quien
Job muy bien anunció “Él dio, y él quitó. Sea bendito su nombre”.
DASZ
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