jueves, 17 de diciembre de 2015

Y esta es la historia del satélite que se creía sol: él nunca giró al rededor de la tierra, no; él creía que todo giraba a su alrededor. Se creía centro, se creía sol. El satélite amante de sí mismo un día se detuvo y juró que consigo el tiempo se extinguió. Sería el fin del universo, él marcaba el tiempo, él era el reloj. ¡Vaya universo tan pequeño! Al segundo todo se movió. Como miraba sólo para dentro cuando abrió los ojos una llama divisó. Era el verdadero centro. Su arrogancia se acabó, nunca fue tanto. El satélite murió.

1 comentario:

Riberaine dijo...

Donde esta el centro ? Es ilusorio el egoismo porque nace de la ignorancia de la mentira.