You've been the one...

Y al despedirse, acaricia su delicado cabello dorado, sus labios separados por el eco de un adiós, ella suaviza sus palabras para menguar el dolor y suplica que sea fuerte; vidriosos ojos verdes esperan junto a una opaca ventana empapada de gotas de cielo, a que regrese aquella alma gemela. Ella procura no mirar atrás intentando ocultar sus lágrimas mientras, tras el empañado vidrio, esas pupilas siempre suyas la observan partir con la mitad de su corazón escondida en su equipaje. Su mirada es el más claro reflejo de un alma en pedazos en cuyo interior aún vive la esperanza de que ella se arrepienta de abandonarle y regrese a sus brazos como la primera vez; herido y sin anhelos, no logra comprender que la despedida resulta más dolorosa para ella, y su corazón cree que le abandona por falta de amor; el dolor creciente e incurable que extingue las fuerzas y debilita el espíritu le impide descifrar el temor en ella que le ata un nudo en la garganta y le asfixia con el fin de no permitirle dar explicación: no es ausencia de amor, es exceso, bien sabe que sin ella él estará mejor. Sin remedio y sin más salida que hacer de tripas corazón, la cobardía le empuja a fingir ser fuerte esta vez.
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