sábado, 3 de marzo de 2018

A la nada

Ahora escribo a la nada que esconde en sus rincones la invisible inspiración; la que solo se percibe cerrando los ojos y quitando uno a uno y tan sin prisa los cerrojos que rodean el corazón moribundo. La forma de la nada, su silueta, su color, el olor de sus cabellos, el grosor de sus tibios dedos a la temperatura del sol. Tibios, no, llamaradas de ardor.

La nada no tiene nombre pero todos la llamamos a propio modo. La nada no tiene casa pero siempre halla posada en nuestra habitación. La nada no sabe hablar pero su silencio es el más armónico ensordecedor, agudo, profundo, frecuente, perpetuo. La nada siempre se parece a algo que nunca hemos visto del todo pero sabemos dónde encontrar. La nada es la cárcel abierta, sorda, muda, ciega del estro. 
La nada no se ve en el espejo, pero siempre se refleja en tu par de ojos serenos que veo.

1 comentario:

Riberaine dijo...

La nada y el todo,un vacío más allá de la mente.
¿Como se puede explicar con palabras la luz ?