miércoles, 24 de enero de 2018

Esta dimensión insípida y carente de afecto, nunca estuvo lista para la llegada de un corazón así, que amara totalmente y apreciara el mínimo suspiro. Que hiciera de una pizca un universo entero y que quisiera compartirlo completo con un compañero; uno que amara también cada grano de tiempo, que se preocupara igual por sus latidos, por sus pensamientos.

Después de varios ciclos de helio-centro, sería entendible la razón de darse por vencido, de elevar bandera blanca en derrota, más que en búsqueda de paz, y luego perseguir justicia, ofrecer de vuelta lo que se ha recibido y que todo, al final, empatara. La revolución sería ir contra corriente, pero esos brazos, esas piernas cubiertas de miocardio aunque fuerzas tienen, las ganas el ambiente gris de guerra injusta le han agotado. No hay juicio para el corazón que se rindió por darlo todo y en todo momento, de exaltar con importancia lo que no tiene centro, y en un segundo muta su filosofía.

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