sábado, 7 de noviembre de 2015

Niña, cómo duermes de dulce. Gracias por serme fiel. Benévola no soy, te herí una vez por mil. Perdona mi alma, aunque yo jamás lo haga; mereces el cielo, querida sincera.

1 comentario:

Riberaine dijo...

..y no necesito estar en mis ultimos momentos de mi aliento para pediros perdon a todos aquellos a los que hice mal sin intencion , y a aquellos que tanto me quisieron y no pude responderles en la misma medida , pero de los cuales aprendi que la generosidad es una de las mas altas virtudes.